Vivimos en la era de la tecnología de las comunicaciones, en el punto álgido de las redes sociales, pero paradójicamente estamos más desconectados que nunca con el resto de las personas. Empezamos a dejar de ser nosotr@s mism@s, viviendo a través de las pantallas, simulando tener una vida ideal, que no es real, aparentando una felicidad que puede que no sintamos, o compartiendo lo bueno, nunca lo malo, que la gente no vaya a pensar que somos un@s amargad@s.
Las reuniones con amig@s han sufrido una transformación espectacular; el móvil como protagonista del evento. Resulta extraño que en una quedada no haya alguien que saque el móvil en algún momento. Mirarlo de forma compulsiva si tenemos notificaciones nuevas, que no nos perdamos algo que pueda resultar de vida o muerte. Me he encontrado en restaurantes con algo alucinante: parejas que no hablan el uno con el otro, cada uno con el móvil en la mano, estando juntos, pero sin estarlo realmente.
La demostración de afecto también se está trasladando a plataformas de redes sociales, demostrando en ellas lo mucho que queremos a alguien dedicándole unas bonitas palabras, y/o dándole muchos likes. ¿Qué necesidad tenemos de este tipo de exposición? ¿Dónde ha quedado hacer este tipo de cosas en persona?
¿Y qué me dices de las fotos de postureo a la comida? Ya ni a la gente que está presente, sino a una comida que se ve bien bonita, para que los demás vean las cosas guays que como o los sitios de moda a los que voy a comer, o lo bien que cocino… Esto empieza a resultar absurdo, se nos está yendo de las manos.
Es por todo esto que planteo el reto de esta semana de hacer una desconexión digital. Lo maravilloso sería no tocar el móvil durante siete días, eso lo dejo para los más osados; para el resto considero una buena opción retrasar el cogerlo (por ejemplo a partir de las cuatro de la tarde) o acotar un horario diario (por ejemplo, tenerlo encendido sólo de seis a ocho de la tarde).
Entra en juego el minimalismo mental, quitarnos tantas distracciones inútiles, y dejar hueco en nuestra cabeza para los asuntos fundamentales: estar presente en el aquí y en el ahora, pensar en ti, en la gente que te importa, en nuevos proyectos,… Despeja tu mente y enfoca tu energía en el momento en el que te encuentras ahora.
He de decir que yo practico esto de la desconexión digital desde hace varios meses. Mi estrategia es la de encender el móvil por la tarde, de manera que la mañana la paso sin el móvil encima. ¿Y esto qué me ha supuesto?
- Tengo más tiempo, pues se pierde mucho hojeándolo a cada momento, incluso por aburrimiento.
- He aumentado mi productividad. Al tener más tiempo disponible soy capaz de hacer otras actividades, como escribir alguna entrada del blog, cocinar, tareas de la casa, llamar por teléfono a algún familiar, ponerme con alguna de mis manualidades,…
- No me pierdo nada. Soy consciente de que no hay nada urgente, y de que por unas cuantas horas con el móvil apagado no va a pasar nada.
- Puedo aburrirme y no pasa nada (aunque siempre encuentro algo con lo que entretenerme). Pero sí que es verdad que el móvil hoy en día supone que pongamos la mente en piloto automático, sin pensar en nada, así que esto te da la oportunidad de conectar contigo mism@.
«Ojalá la gente fuera tan feliz como lo aparenta, estuviera tan enamorada como lo publica, y fuera tan sincera como lo expresa».
Te animo a practicar este reto. Inténtalo, pasa el mono del adict@. Sé consciente de la alta dependencia que tenemos de este aparatito. Y disfruta de todas los beneficios que la desconexión digital puede traer a tu vida.
Y, por supuesto, si se te ocurren nuevos retos, pues también me lo puedes decir en los comentarios, para añadirlos en las próximas semanas.
Buenas tardes Esther,
Hace poco que descubrí tu blog es bastante interesante y estoy empezando a leer los artículos.
Con respecto a este, no falta razón, cuando empezó el confinamiento no tenía tiempo para nada, tengo un trabajo esencial y entre unas cosas y otras no había manera, empecé a agobiarme y decidí arrancar el problema de raíz, me quité las redes sociales en abril, facebook, instragram, twitter y otras tantas que no sabía ni que tenía abiertas.
Actualmente sigo sin ellas, con mucho mas tiempo, no sabía yo la de horas que me pasaba delante del teléfono, no lo utilizo mucho mas que lo que el trabajo me exige, y por supuesto mucho mas relajada.
Gracias por tus post, seguiré leyéndote.
Hola Cati,
Yo también me quité del facebook hace un año, ya que ni lo usaba. Luego el instagram lo quité del móvil, porque madre mía… se me pasaban las horas en un suspiro. No nos damos cuenta de todo el tiempo que nos quita este minúsculo aparato hasta que empezamos a tener un desapego consciente, y a limitar las horas que pasamos delante de él.
Me alegro que consiguieras más serenidad tras haberte quitado todas esas redes sociales de encima; es LIBERADOR. ¡Muchas gracias por leerme!