Hoy en día tenemos los días repletos, vivimos con un montón de cosas que hacer y acabamos saturad@s porque los días se nos acaban, y terminamos con la sensación de no haber hecho todo lo que nos proponíamos hacer. Es por ello que entran en juego los métodos de productividad, que no son más que ideas para estructurar nuestras tareas y organizarnos mejor. Te voy a mostrar tres técnicas de productividad. Elige la que mejor se adapte a ti.
Método 1: Getting things done (GTD)
Siguiendo como premisas que estamos en un mundo lleno de distracciones y que usamos nuestro cerebro como almacén de información, esta técnica promueve que gestionemos nuestras actividades siguiendo una serie de pasos:
- RECOPILAR. Tenemos que vaciar nuestra mente de tareas y cosas por hacer; para ello hemos de anotarlo en algún sitio, para que así quede reflejado todo aquello que queramos hacer: tareas pendientes, ideas, proyectos,… La cuestión es que nuestra mente quede libre de la obligación de retener tantísima información.
- PROCESAR. Analizar cada una de las cosas apuntadas formulándonos la siguiente pregunta: ¿Puedo hacerlo en menos dos minutos? Si es así, hazlo ya.
- ORGANIZAR. El resto de tareas que necesitan más de dos minutos para realizarse, hemos de organizarlas en diferentes grupos:
- Todas las acciones relacionadas con un proyecto han de estar agrupadas.
- Las acciones con fecha de vencimiento o con una fecha concreta hemos de apuntarlas en un calendario.
- El resto de acciones tenerlas en un listado, agrupadas por el contexto al que se refieran; por ejemplo, una lista de la compra o una lista de personas a las que tenemos que llamar.
- REVISAR. Con cierta frecuencia hemos de ir revisando cómo estamos desempeñando las tareas que tenemos, y ver si estamos cumpliendo nuestros objetivos. Puede que tengamos que ir haciendo modificaciones para ajustarnos a nuestra realidad personal.
- HACER. Cada tarea finalizada tacharla del listado, y con las nuevas ideas o tareas repetir todo el proceso.
Método 2: Eat that frog
Si tuvieras que comerte una rana cada día, ¿no lo harías antes que nada? De esta manera el resto de cosas que te quedaran por hacer te generarían más placer, y el día no te resultaría tan tedioso.
Este sistema propone que realicemos las tareas más importantes, difíciles y que menos te motiven al comenzar el día. Puede que sean cosas pendientes y que siempre estamos aplazando porque nos da pereza. Pero hemos de tener presente que al hacer lo más relevante antes, nos vamos acercando a nuestros objetivos, y además dejamos mucho tiempo disponible para efectuar otras tareas menos significativas y que puede que requieran menos tiempo.
Método 3: Pomodoro
Este procedimiento establece que cada tarea ha de estar dividida en pequeños periodos de tiempo o pomodoros. De este modo, hemos de realizar una tarea durante 25 minutos, sin distracciones de ningún tipo, para aumentar nuestra concentración y mantenernos focalizados; y luego hacer un descanso de cinco minutos. Tras haber hecho unos cuatro pomodoros, tendríamos que hacer un descanso más largo, de unos 20 minutos.
«La productividad nunca es un accidente. Es siempre el resultado de un compromiso con la excelencia, la planificación inteligente y centrada en el esfuerzo.» Paul J.Meyer
Yo soy un fan de hacer las tareas que supongan menos de dos minutos y también suelo establecerme un objetivo o misión del día para atacarlo desde por la mañana. Lo que no he probado es la de Pomodoro, pero lo voy a probar.
Fantástico blog por cierto.
Saludos 😉
¡Hola David! Veo que eres una persona bastante productiva, si ya estás aplicando técnicas de productividad, a lo mejor sin saberlo… 😛 ¡Muchas gracias por leerme! Un saludo.