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7 mentiras que boicotean nuestra simplificación de cosas ▶️ Camino Minimalista

7 mentiras que boicotean nuestra simplificación de cosas

El camino hacia el minimalismo no es un camino de rosas. Implica enfrentarnos a todas nuestras posesiones, preguntarnos si realmente necesitamos esas cosas. Y mientras hacemos esa revisión, nos vamos deshaciendo de objetos, pero muchas veces nos decimos ciertas afirmaciones, que en realidad son mentiras, y que nos hacen ralentizar el proceso hacia el cambio, hacia una vida mejor, con menos peso en nuestra mochila.

Son mentiras que hacen más complicado el deshacernos de cosas, y estoy completamente segura de que tú te has dicho alguna de ellas en tu proceso de limpieza. Son una trampa, nos alejan de nuestros objetivos, así que creo que si tenemos en mente este tipo de afirmaciones, podremos identificarlas mejor cuando aparezcan y nos ayudarán a luchar contra ellas.

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1. Voy a empezar a usarlo

La cuestión es que cuando estás haciendo limpieza de cosas, empiezas a encontrarte con un montón de objetos que no te acordabas que tenías, o en realidad, sí que te gustan mucho pero parece que nunca tienes la oportunidad de usarlos. También puede ser algo que en realidad te resulta útil, pero que no usas. Así que te convences a ti mism@ de no quitarlo, porque te gusta y crees que es útil, así que a partir de ahora te dices que sí o sí vas a empezar a usarlo.

Pregúntate: ¿cuándo fue la última vez que usé esto?

Seguramente el haber ‘encontrado’ de nuevo esas cosas, puede hacer que las utilices un par de veces más, pero la realidad es que las volverás a olvidar. Si no estás segur@, pon esas cosas en lugares más accesibles, y prueba a ver si las usas con más frecuencia. Si no es así, deberías deshacerte de ellas, no te están aportando nada.

2. Es un despilfarro deshacerme de esto

La basura y el desperdicio es un problema muy grave que tiene el planeta en la actualidad, tenemos que ser conscientes de esto. Pero el derroche ya ocurrió cuando adquiriste ese producto. Por supuesto que mientras estamos inmers@s en la revisión de cosas, hemos de considerar de qué manera nos deshacemos de lo que hayamos decidido quitar: vender, regalar, donar, reciclar, tirar; si conseguimos darle una segunda vida a nuestros objetos mucho mejor, ya que sería la forma de desmentir esta afirmación.

No se trata de tirar por tirar, para ser la persona más minimalista del mundo. Pero tampoco todo lo contrario, no quito nada porque entonces estaré generando más residuos al planeta, porque si no acabarás acumulando muchísimo, aunque ni siquiera te guste.

La manera en la que podemos ser menos derrochadores es a la hora de tomar las decisiones de compra, siendo muy conscientes de qué traemos a nuestra vida. Tenemos que intentar reducir el consumismo de objetos. Esto, a largo plazo, provocará que el derroche de recursos sea menor, pues tendremos muchas menos cosas de las que deshacernos.

3. Si lo conservo me sentiré mejor

No necesesariamente será así. Por la sencilla razón de que al mantener ese objeto, cada vez que lo mires, te servirá de recordatorio de que tienes que limpiarlo, arreglarlo, o simplemente almacenarlo. Y ya si hablamos de ropa… conservar algo para tu yo fantasía del futuro no es buena idea: para cuando baje de peso, para cuando me sienta bien, para cuando tenga una ocasión especial, etc. Mentalmente no te está haciendo bien. Si no lo has arreglado o limpiado, o si no te queda bien, y si sólo te está ocupando espacio, es hora de dejarlo ir.

Si te has embarcado en este viaje hacia el minimalismo, claramente eres consciente de que las cosas no traen la felicidad, o quizás acumular tanto te ha generado estrés. Es por eso que no te aconsejo que guardes cosas para provocarte un sentimiento de felicidad que no es real.

Si te estás diciendo a ti mism@ que mantener este objeto en tu casa por más tiempo te hará más feliz, o te hará sentir mejor, o menos culpable, creo que sólo te funcionará en el muy corto plazo. A la larga, te hará sentir peor, porque seguirás creando caos en tu hogar al mantener ese tipo de cosas, lo que te provocará más estrés.

4. He pagado dinero por esto

A veces nos decimos que no es inteligente por nuestra parte deshacernos de ciertos objetos, porque hemos desembolsado dinero para tenerlos.

La realidad es que ya pagaste por eso, el dinero ya no está, se ha ido. Tenemos que aceptar la idea de que lo hecho, hecho está, y que quizás no teníamos que haber comprado ese objeto, pero está bien, no somos perfect@s.

Tienes la alternativa de vender esas cosas, pero teniendo presente que lo lógico es que todo el dinero que gastaste por ellas no va a regresar a ti.

5. Seré un mal amig@ si me deshago de este objeto

Aquí ya entramos en la parte de los regalos que nos han dado alguna vez nuestros amig@s y familires. Qué mal saber que algo no nos gusta, no nos es útil y no nos aporta valor; pero no quitarlo de nuestras vidas porque nos lo ha regalado alguien a quien queremos y que nos aprecia.

Esas personas han dedicado su tiempo y su dinero, y puede resultarnos duro deshacernos de esas cosas, porque parecería que valoramos menos esas relaciones.

Recuerda que el objeto no es la persona, y no representa cuánto nos importa. Lo que verdaderamente es importante es lo que hacemos por ella, si estamos para lo bueno y lo malo, y demostramos nuestro aprecio. Pero guardar objetos para probar que apreciamos a los nuestros no merece la pena.

De todas maneras, cuando mantienes objetos a tu alrededor durante años, y que no usas, no creo que esas personas que te los han regalado quieran que te sientas culpable si los quitas; ni tampoco piensen que los quieres menos.

También puedes empezar a comunicar a los tuyos que estás en el camino hacia el minimalismo, y que te gustaría tener menos cosas, y quedarte con las que te aportan valor. Ojo, sin que esto pueda parecer una indirecta hacia las personas que te regalan, no lo hagas justo cuando estás recibiendo un regalo; simplemente comunica en alguna conversación que tengas con amig@s y familiares lo que intentas hacer con tu vida, tus prioridades y valores.

Y por tu parte, cuando regales a otr@, intenta que sea un regalo minimalista, pensando en los intereses de esa persona, en lo que de verdad le pueda gustar o necesite. Quizás así evitemos tanto consumismo de comprar por comprar.

6. Como tengo espacio, no lo quito

Craso error. El hecho de que tengamos mucho espacio no implica necesariamente que tengamos que llenarlo. Recuerdo haber visto un documental que hablaba de que cada vez vivimos en casas más grandes para que nos quepan más cosas, cuando en realidad nuestra vida diaria, y donde más tiempo estamos, transcurre en pequeños espacios específicos de la casa.

Continúa con la revisión de cosas , y sigue la premisa de eliminar de tu vida todo lo que no te sea de utilidad ni te guste. Si te quedan espacios libres, más claridad visual tendrás. Incluso puede que te apetezca deshacerte también de algunos muebles que empiezan a sobrarte.

7. Si lo guardo, no supondrá una gran diferencia

Esto no es verdad, pues cada pequeña decisión que tomamos acerca de lo que mantenemos o no en nuestra vida, sí que tiene un impacto. Ir deshaciéndonos de todo aquello que no nos aporta sí que importa, y afecta en la calidad de vida que tenemos.

Menos cosas es menos desorden, menos estrés visual, y más tiempo para hacer cosas que nos gustan.

Si continuamos poniéndonos esta excusa para no eliminar objetos de nuestro hogar, con el tiempo tendrá un efecto negativo en nuestra vida, y eso sí que supondrá una gran diferencia.

«El espacio en el que vivimos debe ser para la persona en la que nos estamos convirtiendo ahora, no para la persona que fuimos en el pasado». Marie Kondo

¿Has tenido que combatir con alguna de estas mentiras mientras intentabas simplificar tu hogar? ¿Te has dicho otras? ¿Has luchado contra ellas? ¿Cómo lo has hecho? Coméntame tus impresiones y cualquier cosa que quieras compartir.

Esther Perez autora camino minimalista

Esther Pérez
Seguidora de un estilo de vida minimalista y frugal, apasionada de la nutrición y los hábitos saludables, obsesionada por los retos y buscadora incansable de la mejor versión de mí misma.

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