La semana pasada tuvimos muchos días de intenso calor, además de calima… Con lo cual la basura que fuimos acumulando en el cubo del orgánico olía bastante mal… aunque sólo fuera de un día. Pero claro, el calor es lo que tiene, va descomponiendo las cosas más rápidamente y eso genera mal olor.
Por consiguiente, se me ocurrió llevar a cabo un experimento: congelar la basura orgánica; de tal manera que todo lo que fueran restos de comida los iríamos metiendo en bolsitas que meteríamos en el congelador. Fue una manera de solventar el problema del mal olor. Pero a los tres días me di cuenta de la cantidad de basura orgánica que estábamos generando: teníamos ya dos bolsitas llenas tamaño pan de molde en el congelador. ¡Madre mía! ¿Cuántos desechos orgánicos produciríamos en un mes? Me da miedo calcularlo… pero si en tres días ya iban dos bolsas… en un mes serían ¡20 bolsitas! Me parece un montón, la verdad… y eso que sólo somos dos personas y un bebé.
¿Por qué generamos tanta basura orgánica?
Esto me ha hecho cuestionarme el porqué de tantos desechos. La razón es que al ser realfooders y cuidar mucho nuestra alimentación, cocinamos muchísimo; además, comemos muchas frutas y verduras; con lo que al prepararlas para ingerirlas se les quita cáscaras, partes feas,… Si basáramos nuestra alimentación en productos ultraprocesados, puede que no generásemos tantos restos orgánicos, pero en cambio sí que habría más plásticos en nuestro cubo amarillo.
Esta segunda alternativa no es una opción para nosotros, pues intentamos reducir residuos en la medida de nuestras posibilidades. Y además tampoco queremos retroceder a una alimentación insana.
¿Qué se considera basura orgánica?
- Cáscaras de frutas y verduras.
- Comida en descomposición.
- Restos de plantas.
- Estiércol.
- Huesos.
- Telas de fibras naturales: lino, seda, algodón,…
- Papel.
Consecuencias de la basura orgánica
- Emisiones de metano (un potente gas de efecto invernadero).
- Contaminación de acuíferos.
- Disminución de la calidad del aire por los malos olores.
- Fuente de infecciones y enfermedades.
- Cuesta mucho dinero recolectarla y almacenarla en grandes vertederos.
¿Cómo podemos reducir nuestros residuos orgánicos?
1. EN EL SUPERMERCADO:
- HAZ UNA LISTA DE LA COMPRA. De esta manera sólo comprarás lo que realmente necesitas, y no en exceso, por no saber de antemano lo que tienes en la despensa.
- COME ANTES DE IR A COMPRAR. Ir hambrient@ a comprar es una mala idea, tanto porque al final adquieres más de lo que necesitas y porque, además, derrochas más dinero.
- NO COMPRES TODAS LAS OFERTAS. La comida en oferta puede hacerte perder mucho dinero si compras por ser algo con descuento, y no porque en realidad lo necesites y lo vayas a usar.
2. EN TU COCINA:
- REVISA TU DESPENSA. Chequea regularmente tu despensa, tu nevera, tu congelador,… para que seas consciente en todo momento de qué comida tienes disponible. Además, sabrás cuáles son los productos próximos a caducar o los que se empiezan a poner feos, por lo que podrías tratar de aprovechar esa comida primero, antes de que tengas que tirarla a la basura.
- LIMPIA LA NEVERA. Una nevera sucia genera muchas bacterias, por lo que tus alimentos podrían durar menos tiempo; además, así siempre sabes lo que tienes dentro. Deja en algún lugar visible la comida que veas próxima a echarse a perder.
- USA EL CONGELADOR. Congela restos de comida que no te vayas a comer, y así tendrás comida disponible para otro momento.
3. EN PRODUCTOS DE LIMPIEZA:
- PIELES DE NARANJA Y LIMÓN. Las puedes añadir a tu limpiador de vinagre, para así darle un toque cítrico.
4. EN TU CUERPO:
- RESTOS DE CAFÉ. Mézclalo con aceite de coco para hacerte un exfoliante para el cuerpo.
- MASCARILLAS. Investiga en internet, ya que hay muchas recetas para elaborar mascarillas con comida, y así hidratar y nutrir tu piel de forma natural.
5. CON TUS ALIMENTOS:
- VERDURAS CON RAÍCES. Procura mantenerlas en sitios oscuros y secos.
- HIERBAS. Ponlas en agua o en bolsas selladas para que se conserven mejor.
- CUBOS DE HIERBAS AROMÁTICAS. Corta las hierbas aromáticas, mézclalas con aceite y mételas en cubiteras de hielo. Así las tendrás listas para añadir en guisos y otras preparaciones.
- AROMATIZAR ACEITES. Añade hierbas aromáticas a un aceite de oliva, un poco de ajo,… y verás qué combinaciones más deliciosas surgen.
- RESTREGAR ANTES QUE PELAR. Intenta restregar bien las verduras y frutas, antes que pelarlas y quitarles toda la piel, que es donde se quedan muchas de las vitaminas. Para esto de lavar bien la verdura existen cepillos específicos.
- TEN VERDURAS PREPARADAS. Es más probable que consumas verduras si las tienes ya lavadas y cortadas, listas para empezar a cocinar.
- USA LOS TALLOS. No tires los tallos de las hierbas o del brócoli, ya que puedes usarlos en salsas o en ensaladas.
- CALDO DE VERDURAS. Cada vez que peles verduras, puedes guardar todas las pieles en una bolsa en el congelador. Cuando tengas bastante, te propongo hacer un rico caldo. Mete lo del congelador en un caldero con agua y añádele especias y/o haz un un sofrito con ajo y cebolla. Cuando esté cocinado, cuélalo y tendrás un nutritivo caldo de verduras, al que le puedes añadir otros ingredientes.
- VERDURAS BLANDAS. Las puedes aprovechar haciendo hummus o sopas.
- VERDURAS DE HOJA VERDE. Se puede hacer un pesto con este tipo de verduras. Yo hago un pesto de espinacas y anacardos que está para chuparse los dedos.
- PLÁTANOS APARTE. Ten los plátanos separados de otras frutas, porque hace que se maduren antes las otras frutas.
- FRUTAS BLANDAS. Tritúralas y haz ricos helados.
- FRUTAS EN AGUA. Añade frutas a una jarra con agua y un poco de hielo y obtendrás un refresco muy saludable, a la par que refrescante.
- CORTEZAS DE CÍTRICOS. Se pueden congelar y usarlas para hacer postres o dar sabor a salsas.
- PULPAS. Si fabricas tu propia leche vegetal, no tires la pulpa sobrante; puedes aprovecharla en porridge, galletas, tortitas,…
- PAN DURO. Puedes deshacerlo y convertirlo en migas, para añadir en diversas preparaciones o para empanar. También puedes cortarlo en rodajas y cocinarlo en el horno, para obtener pan tostado o picatostes.
- CONGELA EL PAN. Una manera de conservar durante más tiempo el pan es cortarlo en rodajas y congelarlo. Saca las rodajas en el momento que vayas a consumirlas; tan sólo tienes que tostarlas y listo.
- SEMILLAS. Algunas semillas puedes comerlas tras haberlas horneado, como por ejemplo las semillas de calabaza.
6. CON TU HUERTO:
- PLANTA. Experimenta plantando las semillas o los tallos de algunas verduras.
- HAZ COMPOST. Puedes hacer un excelente fertilizante natural a partir de los desechos orgánicos. Este tipo de basura es biodegradable, ya que al descomponerse, desaparece. Por tanto, una buena opción es juntar toda nuestra basura orgánica para hacer nuestro propio abono.
- FERTILIZANTE. Sumerge las cáscaras de plátano en agua durante al menos 48 horas, y puedes usar esa agua en un spray para fertilizar tus plantas.
- RESTOS DE CAFÉ. Como fertilizante; como repelente de gusanos, caracoles y babosas; o para alimentar a las lombrices del compost.
- CÁSCARAS DE HUEVO. Como abono natural y repelente.
7. CON TU MENTE:
- REUTILIZA. Antes de tirar algo orgánico a la basura, piensa si le puedes dar algún uso más.
- PLANIFICA TUS MENÚS. Organizarte las comidas semanales es una gran idea para saber qué vas a necesitar exactamente esos días; es por eso que te recomiendo que experimentes con el meal prep.
- NO COMPRES TENDENCIAS. Es decir, no te lances a comprar un montón de «superalimentos» o productos que los influencers de turno estén promocionando; puede que ni te gusten y/o que ni siquiera los acabes usando.
- CREA TU RECETARIO. Si tienes anotadas tus recetas favoritas, puedes incluirlas en tus menús. Así, disfrutarás de múltiples ingredientes en preparaciones que te encanten, y seguro que así no tiras tanta comida.
- ANOTA CUÁNTA BASURA ORGÁNICA GENERAS. Te animo a que hagas el mismo experimento que hicimos en casa, para que seas plenamente consciente de la cantidad de basura orgánica que generas.
- INVESTIGA. Hay muchísimas maneras de aprovechar los restos de comida, así que mantén un papel activo e investiga qué puedes hacer con tus residuos.
Nos han hecho entender que reciclar el plástico es lo más importante, cuando en realidad lo que deberían fomentar es intentar reducir su uso o eliminarlo, no reciclarlo; y no se hace hincapié en la basura orgánica. Parece que una vez que tiramos la basura al contenedor el problema pasa a ser de otros, que otros lo gestionen. Pero no debería ser así. Seamos responsables de la basura que generamos, tanto orgánica como inorgánica. Contribuyamos con nuestro granito de arena a un mundo más sostenible.
«Reducir el desperdicio de alimentos es una de las cosas más importantes que podemos hacer para revertir el calentamiento global.» Chad Frischmann