Slow Life. 15 claves para conseguirla

La filosofía Slow Life (vida slow o vida lenta) tuvo sus inicios con el movimiento slow food, muy centrado en apreciar los alimentos que ingerimos, siendo muy conscientes de su origen y su calidad, además de aprender a saborear cada bocado y las personas con las que compartimos cada comida.

En la actualidad tenemos vidas en las que estamos siempre muy ocupad@s y estresad@s, hacemos todo corriendo, queremos ser muy productiv@s y hacer millones de cosas en las horas que tiene el día. Todo esta vorágine de no parar puede hacernos sentir abrumad@s, y ocasionarnos diversos niveles de ansiedad.

Este concepto está relacionado con el minimalismo, ya que cuando rechazamos ese estilo de vida de andar siempre ocupad@s y abrazamos la vida slow, acogemos una vida más sencilla, en la que nuestras acciones se convierten en intencionales, siendo más conscientes.

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15 maneras de practicar la Slow Life

El concepto de slow life nos viene como anillo al dedo en estos tiempos. Tenemos que aprender a bajar el ritmo, y saborear cada momento del día. Hay muchas maneras de ralentizar nuestro día a día, y disfrutar mucho más lo que la vida nos da, siguiendo el movimiento slow life. Aquí tienes algunos sencillos tips que puedes implementar en tu día a día.

1.Consciencia en tu cuerpo

Pon el foco en tu cuerpo, en cómo te afectan las situaciones de estrés, en cómo se tensan tus músculos, en cómo te afecta físicamente sentir ansiedad. Esto puede llevarte a diferentes problemas de salud, desde dolores de cabeza hasta dolores de espalda.

Evidentemente, los momentos estresantes muchas veces son inevitables, pero lo que podemos controlar es el cómo respondemos ante ellos. Afloja la mandíbula, relaja los hombros y haz varias respiraciones profundas. Notarás una liberación física ante el estrés y el agobio. Así que dos cosas a tener en cuenta aquí: lo primero es reconocer la sensación de estrés para centrarte en tu cuerpo, y lo segundo es liberar esa tensión para calmarte.

2.Conecta con tus sentidos

Esto es algo muy fácil de hacer, y notarás que enseguida bajas el ritmo. Sintoniza con tus sentidos siempre que puedas. Dedica algunos momentos del día para ser consciente de las cosas que eres capaz de ver a través de tus ojos, las que puedes tocar con tus manos, los sonidos a tu alrededor, los olores que percibes y el sabor de lo que comes. Puedes hacer las actividades que normalmente haces en tu día, pero teniendo presente el conectar con tus cinco sentidos.

3.Empieza el día de forma lenta y consciente

El inicio del día es un momento crucial para establecer las bases de un día exitoso, y también para focalizar tu mente en ti mism@: mentalmente, emocionalmente y físicamente. Debes asegurarte de dejar suficiente tiempo en la mañana para conseguir tus objetivos, y hacer algo que te apasione.

Si quieres tener una Slow Life, puedes crear una rutina de mañana que sea adecuada para ti, pero no debes hacerlo como si tuvieras que cumplir una serie de tareas de una lista. Céntrate en cómo vas a hacer dichas tareas de tu día: la cosa es que debes pensar más en la idea de ritual, más que de rutina; ya que un ritual implica intencionalidad y atención en la actividad que estés llevando a cabo.

4.Respira

Siempre que te sea posible, haz un esfuerzo consciente para ralentizar tu respiración. Puedes hacer el siguiente ejercicio en algún momento del día: inspira por la nariz durante 4 segundos, mantén el aire durante otros 4 segundos y exhala por la boca 4 segundos. Repite esta secuencia varias veces. ¿Cómo te sientes? ¿Menos estresad@? ¿Más liger@?

5.Ten una perspectiva general

A veces nos enganchamos con pequeños detalles del día, y ponemos atención en cuestiones que en realidad no tienen tanta importancia, pero que en el momento nos generan frustración, enfado y/o ansiedad. Lo aconsejable es que des un paso atrás y pongas tu foco en una perspectiva más general.

¿Qué es lo que consideras más importante en tu vida? ¿Qué es lo que más valoras? De esta manera podrás comprobar si ese evento es algo que requiere tanta atención y estrés por tu parte. Para ello pregúntate: ¿esto que me está ocurriendo tendrá importancia dentro de 10 años? Así podrás ganar algo de perspectiva frente a eso que te está sucediendo. Caminar en la naturaleza también puede ayudar a que tu mente se olvide de pequeñas cosas sin importancia.

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6.Limita el tiempo con pantallas

La Slow Life ayuda a poner el foco en las relaciones personales; y aunque los móviles fueron diseñados para mantenernos conectados, desafortunadamente la realidad es bien distinta. Los móviles se han convertido en aparatos de distracción, que nos alejan de estar presentes con otras personas.

No significa que tengas que deshacerte de tu móvil, pero sí es importante que seas consciente de cuánto tiempo lo usas y qué es lo que haces con él: ¿lo usas como mera distracción o para conectar con otr@s? ¿Usas tu móvil para escribir mensajes o llamar a aquellos que quieres? ¿o lo usas para ver redes sociales, jugar y/o comprar? Date cuenta si estás utilizándolo demasiado. Cuando limitas el tiempo que pasas ante las pantallas, se incrementa tu capacidad de estar presente, lo que impacta directamente en un estilo de vida como es el Slow Life.

7.Saborea los pequeños momentos

Es algo muy simple, pero que tiene gran relevancia. Tómate unos minutos para disfrutar de verdad de tu té, de tu taza de café. Usa ese tiempo para apreciar el sabor de lo que te estás tomando. Si vas a dar un paseo, para y mira el paisaje, huele las flores, respira profundamente. Estamos habituados a saltar de una tarea a otra, sin que necesariamente estemos disfrutando de lo que estamos haciendo en ese momento.

Te recomiendo que te pares de tanto hacer, y simplemente saborea el momento en el que estás. Esto hará que integres la gratitud en tu vida diaria y transformará tu manera de pensar. Lo maravilloso es que cuando aprendes a parar y saborear esos momentos pones la vista en apreciar las pequeñas cosas, y tu felicidad aumentará.

8.Pon el foco en tus alimentos

Céntrate en elegir alimentos saludables, y en estar presente en el momento en el que preparas tu comida. Sobre todo, focalízate en mantenerte hidratad@ y en optar por comida que nutra tu cuerpo. Puedes hidratar tu cuerpo con agua, té, smoothies o batidos y sopas. Haz un esfuerzo en comer alimentos realfood: frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos, semillas.

Conecta con lo que sientes físicamente mientras preparas tus comidas y bebidas, desde el principio hasta el final. Dedica un tiempo a presentarte el plato de una manera atractiva: te mereces comer algo hermoso. Ingiere tus alimentos lentamente: saborea cada bocado. Come con atención, ya sea sol@ o acompañad@: deja a un lado las distracciones de las pantallas.

9.Apaga el ruido

Si siempre estás haciendo algo, como por ejemplo leer, y a la vez estás escuchando música o con la tele encendida, apaga el ruido de fondo e intenta estar presente. Aprecia el silencio. Si sientes deseos de vivir una Slow Life, es esencial. La ausencia de ruido te ayuda a tener tiempo para pensar y procesar. Si tienes la costumbre de estar todo el rato escuchando algo, prueba a apagarlo todo y valora el silencio que esto produce.

11.Sonidos agradables

Puedes usar los sonidos para brindarte una sensación de calma y serenidad. ¿Qué sonidos te generan tensión? ¿Qué sonidos te generan tranquilidad? Cambia tu alarma estridente por una suave. Cambia el sonido de las notificaciones de tu teléfono por uno más agradable. Escucha música que te guste mucho, canta si te apetece, baila siguiendo el ritmo si el cuerpo te lo pide. Podrías incluso crearte una lista de reproducción con tus canciones favoritas. Escucha algún podcast o un audiolibro por el que sientas interés. Ponte algo de música relajante al llegar a casa, y/o al finalizar el día.

12.Despeja tu hogar

Este consejo te conectará con el movimiento hygge. Despeja algo de espacio a tu alrededor para que puedas despejar tu mente, ya que es complicado practicar una Slow Life y sentirse calmad@ en un espacio abarrotado de cosas. Mientras limpias y ordenas sintoniza con las sensaciones físicas que estás experimentando. Despeja las superficies. Crea un espacio tranquilo y acogedor en tu hogar. Enciende algunas velas, pon algunas plantas y cualquier objeto decorativo que te genere felicidad. Dedica algún rato de tu día a relajarte en ese espacio que has creado para ti.

13.Haz menos

Ya sabes, menos es más. No llenes tu día de listas infinitas con tareas por hacer. Prioriza aquellas actividades más relevantes. Descansa, deja que tu sistema nervioso pueda tener momentos de reposo. Para poder hacer menos debes aprender a decir NO: es imposible llegar a todo, no te satures. Prueba la estrategia de ELIMINAR lo que no sea necesario, AUTOMATIZAR siempre que puedas, o DELEGAR (si no puedes eliminar o automatizar algo, pide ayuda).

14.Practica un hobby

¿Sabes cuáles son tus hobbies? Muchas veces estamos tan distraíd@s con el trabajo y con las pantallas, que nos olvidamos de hacer lo que en realidad nos apasiona. Pasar tiempo practicando algún hobby es uno de los grandes beneficios que tiene la Slow Life. Coser, tener un huerto, pintar, hacer artesanía, bailar, etc. Todas son actividades válidas para comprometernos con una vida placentera y con sentido. Reitero la idea de que olvides el estar haciendo una tarea tras otra, casi sin pensar, y haz algo que te divierta y enriquezca.

15.Tú

Bloqueamos nuestras agendas para tantísimos compromisos con el resto de personas, pero no hacemos lo mismo con nosotr@s. ¿Te dedicas tiempo a ti mism@ con asiduidad? Bloquea tu agenda para dedicarte tiempo a ti. Busca un momento en el día en el que no vayas a tener interrupciones, y puedas dedicarlo por completo a ti. Piensa en cosas que puedes hacer con las que te sientas feliz y calmad@. Te mereces este tiempo. Estas son algunas de las cosas que puedes hacer por ti:

  • Una ducha relajante o un baño de burbujas.
  • Un paseo por la naturaleza.
  • Practica yoga.
  • Haz ejercicio de alta intensidad.
  • Duerme una siesta.
  • Ponte guap@ para ti: limarte y/o pintarte las uñas, ir a la peluquería, peinarte, etc.
  • Pinta mandalas.
  • Medita.
  • Haz turismo en tu propia ciudad.
  • Vete al cine.
  • Sal a cenar.
  • Que te den un masaje.
  • Lee un libro.
  • Haz tu propio huerto.
  • Crea algo con tus manos.
  • No hagas nada, date tiempo incluso para aburrirte.
  • Etc.

«Mira atentamente al presente que estás construyendo, debería lucir como el futuro que estás soñando.» Alice Walker

Yo intento aplicar estas estrategias en mi día a día, porque constantemente siento que hay tanto que quiero hacer, y que simplemente no hay suficientes horas en el día para lograr completarlo todo. Es una lucha conmigo misma, pero no quiero dejarme llevar por la carrera de la rata, así que implementar estas prácticas en mi rutina me ayudan a ralentizar, a apreciar el momento presente y a aprender a vivir una Slow Life.

Espero que estas ideas te resulten prácticas para introducirlas en tu día. Tengo la convicción de que es una filosofía de vida muy necesaria hoy en día. ¿Qué opinas de la Slow Life? ¿Se te ocurren otras cosas que se pueden hacer? Cuéntame en los comentarios tus impresiones y cualquier cosa que quieras compartir.

Tod@s tenemos el poder de ser más conscientes, para permitirnos apreciar el momento presente. Reduce tu velocidad practicando estos consejos, poco a poco, día a día.

Esther Perez autora camino minimalista

Esther Pérez
Seguidora de un estilo de vida minimalista y frugal, apasionada de la nutrición y los hábitos saludables, obsesionada por los retos y buscadora incansable de la mejor versión de mí misma.

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