El reto de agosto lo voy a dedicar a dejar de consumir ultraprocesados. Creo que es una muy buena continuación al reto del mes pasado, y me apetece mucho. Más consciencia sobre lo que como para alimentar bien mi cuerpo. Es un reto que Carlos Ríos (creador del movimiento realfood) propone siempre en las redes sociales, y aunque me considero bastante realfooder, nunca me he propuesto estar un mes entero sin ultraprocesados.
Preguntas a responder para lograr mi objetivo
Hay que tener claro el objetivo a conseguir, y respondiendo a una serie de preguntas reforzaré mi compromiso con el reto que me he propuesto. De esta manera, en momentos de dudas o desánimo, podré acudir a este formulario para recordar mi propósito.
1. ¿Por qué quiero hacer este reto? ¿Qué resultado quiero conseguir?
- SALUD. La alimentación es un pilar básico para lograr un estilo de vida saludable. Un mes consumiendo sólo comida real y buenos procesados será una excelente manera de cuidar mi cuerpo, y de ser aún más consciente de los productos que ingiero, de qué se nutre mi cuerpo. Saber perfectamente qué es perjudicial y qué no, aunque esto lo tengo bastante claro.
- SABER DECIR NO. En casa lo podré controlar, pero en eventos familiares y sociales sé que será más complicado. Sólo podré optar por alimentos reales y buenos procesados, así que pondré a prueba mi fuerza de voluntad, para no caer en la tentación.
- FORTALEZA MENTAL. A veces me da la sensación de que como algún ultraprocesado con la intención de calmar un momento de ansiedad. Quiero demostrarme a mí misma que soy capaz de estar 30 días sin ningún capricho no beneficioso para mi salud.
2. ¿Cuál va a ser el primer paso?
Revisar bien todo lo que tengo en la cocina, para dejar aparte, en un sitio no visible, todo aquello que sea ultraprocesado. Matizo que no solemos tener mucho, ya que mi marido y yo nos permitimos sólo un capricho no realfood en cada compra semanal.
3. ¿Qué acciones concretas voy a realizar?
- DESCARGAR MYREALFOOD. MyRealFood es una aplicación que ha sacado Carlos Ríos para diferenciar los alimentos ultraprocesados de los que no lo son. En general tengo claro qué es un ultraprocesado y qué no, pero para los buenos procesados pueden surgirme dudas. Con esta app solventaré las dudas rápidamente en el mismo supermercado. Tan sólo tengo que escanear el código de barras del producto que me interese y me saldrá si es buen ultraprocesado o ultraprocesado.
- NO COMPRAR ULTRAPROCESADOS. Si no entran alimentos ultraprocesados en casa, la tentación no la tendré a la vista, por lo que al menos en casa, no tendré problemas de querer comerlo y no poder.
- CENTRARME EN LO QUE SÍ PUEDO COMER. No se trata de lamentarme y pensar todas las cosas que no puedo comer: el reto de un mes con comida real NO ES UNA DIETA. Hay que enfocarse en el amplio abanico de alimentos que sí se pueden comer. La comida real y los buenos procesados incluyen: fruta, verdura, legumbres, frutos secos, semillas, cereales integrales, carne, pescado, huevos, AOVE, lácteos de calidad, café, cacao, infusiones.
- CONOCER ALTERNATIVAS. Saber cómo puedo sustituir ciertos productos insanos es una forma de no renunciar del todo a ciertos sabores. Por ejemplo: sustituir el azúcar en repostería por crema de dátiles.
4. ¿Qué obstáculos puedo encontrarme y cómo voy a solventarlos?
- COMIDAS CON OTRAS PERSONAS. Si tenemos visita y traen alimentos no aptos para cumplir el reto, no los comeré. Intentaré tener siempre otras opciones para consumir tanto yo como el resto de invitados. Al comer en casa de otras personas pueden ofrecer opciones no tan saludables, así que antes de esas quedadas tendré que preguntar qué van a poner para comer, y si no es todo recomendable, llevaré yo algo para mí y para compartir con el resto, que sí sea sano. El hummus con pan integral es un estupendo snack realfood.
- ANTOJOS. Puede ocurrir que de repente me apetezca muchísimo comerme un ultraprocesado. En esas ocasiones me comeré otra cosa que me sacie, y que me haga olvidar el capricho, como frutos secos o fruta.
Consejos para lograr el objetivo
- SEÑALAR EN UN CALENDARIO. Super importante tener algo visual para ir tachando los días en los que consiga el objetivo. Lo pondré en un sitio visible, y al final de cada día señalaré si he cumplido mi objetivo. He creado un calendario para este reto. En él podré ir señalando cada día que consiga el reto. Al lado de cada mes he dejado un hueco, para poner una foto de algo que me motive para lograr el reto de este mes. También podría pegar alguna frase inspiradora, pegar algún post-it con notas,…
Por si te sirve de ayuda, aquí te lo dejo totalmente gratis: Calendario-Reto-Agosto.pdf
- COMPARTIRLO. Mi marido no va a seguir el reto al 100%. Es decir, él no se va a restringir el capricho de la compra semanal, pero intentará comprar algo que a mí no me guste para no darme mucha envidia.
- EVITAR CIERTOS PASILLOS EN EL SUPER. Esto es algo que ya hacemos desde hace mucho, porque no consumimos productos como galletas, bollería o refrescos. Pero para personas que sí lo hagan de manera asidua, aconsejo que eviten entrar en esos pasillos tan bonitos y coloridos, llenos de azúcar y harinas refinadas.
- MENÚ SEMANAL. Si ya tengo el menú de la semana organizado con antelación, a la hora de hacer la compra tan sólo tendré que ceñirme a lo planificado, y podré ir a tiro hecho. Además, con un menú semanal no hay lugar para la improvisación, por lo que si ya sabes lo que vas a comer no tienes la ocpión de consumir por ejemplo comida precocinada. Y si esto lo haces aplicando el sistema del batch cooking mucho mejor.
«Tu salud no depende de las calorías que ingieras, sino de la calidad de esas calorías. Hay ultraprocesados bajos en calorías, pero no por ello son más saludables. El parámetro calórico no define a un alimento como saludable.» Carlos Ríos
¿Qué te parece el reto que me he propuesto este mes? ¿Te apuntas?
Olvida la frustración de no hacer aquello que te propones, únete al reto, prueba, entrena tu autodisciplina, sé constante y experimenta el sentimiento de control sobre tu vida. Rétate a ti mism@, y cuando finalice el mes pregúntate: ¿Ha merecido la pena?